miércoles, 18 de septiembre de 2013

Ruta diario Albania-Macedonia-Bulgaria (Parte VI)



Día 7. Skopie(Macedonia)-Sofía (Bulgaria) 229 km

Lo primero que hacemos cuando llegamos a Skopie es sacar los billetes para Sofía, saldrá a las 15 horas, y nos costó 17 € cada uno. Muy buena hora tanto de salida como de llegada a Sofía (20,45 hora local, una hora más que en Macedonia), tendremos toda la mañana para disfrutar de esta encantadora ciudad.


Tomamos un desayuno en el bar de la estación, un buen café con leche y unas sabrosas pastas recién sacadas del horno.

Antes de nada he de destacar que la zona norte de Macedonia tiene mucha más influencia otomana que la parte sur, de hecho antes de llegar a Skopie, aparte de ser un paisaje espectacular de montañas, en casi todas las poblaciones se veían muchas mezquitas.


Es uno de los lugares que más me han impactado y me han gustado del viaje. Quizás porque antes de venir había leído sobre otros viajeros que ya estuvieron, y en general daban una opinión negativa de la ciudad. No sé exactamente lo que verían, o que tipo de preferencias tendrían o qué tipo de viajeros serían. A mi francamente me ha encantado por muchos motivos.



 Son fantásticos las enormes esculturas, los puentes y los bellos edificios que hay en torno a la estatua ecuestre de Skanderberg y el río Vardar. Y al otro lado, el barrio musulmán con todo el encanto, tipismo y esencia de un barrio turco. Y por otra parte la espectacular fortaleza en lo alto de la colina.
Además, cuando nosotros estuvimos estaban de obra en algunos edificios ministeriales junto al río. Cuando esté todo acabado este enclave será espectacular, y seguro que será una de las ciudades más visitadas  de Europa del Este.


Skopie es una mezcla de lo moderno y de lo antiguo, lo cristiano y lo musulmán, una línea intermedia entre lo oriental y lo occidental. Y de ahí quizás el gran encanto.
Una enorme cruz metálica colocada en uno de los montes que rodean a la capital, preside con orgullo a esta mezcla de culturas y de religiones que se dan cita en esta ciudad.


Cuando avanzamos por el paseo construido junto al río Vardar, no dejo de asombrarme de la arquitectura tan exquisita que han diseñado en todo lo que ven mis ojos en frente.



Entro en un puente, y no dejo de contemplar sus personajes. En uno, escritores, pintores, y todos artistas actuales, en otro, héroes célebres de la historia de Macedonia. Estoy maravillado.



 Puente de los artistas



Puente de personajes históricos





Al poco llegamos a la plaza ecuestre de Skanderbeg. De frente, allá en lo alto la vieja fortaleza amurallada, a mis espaldas el arco del triunfo, y junto a nosotros el puente de piedra que nos dirigirá al barrio musulmán de Carsija.

Atravesar este puente es atravesar dos culturas distintas, dos mundos distintos, el cristiano y el musulmán, el occidente y el oriente. Esta mezcla es lo que te atrapa y te embruja de esta ciudad.


Pero antes de adentrarnos en el mundo musulmán, y junto a unos baños turcos del siglo XV, más espectaculares esculturas, algunas representan a la familia, otra a la maternidad, otra a los santos….



 La Makedonian Square es una gran plaza pasado el río, y en el que todavía sobreviven algunos recuerdos de la época yugoslava comunista.



Orgullosos los macedonios de su país y de esta capital, en cada rincón se ven ondeando las banderas anaranjadas y con franjas amarillas.

Esta ciudad esconde verdaderos tesoros y nosotros lo intentaremos descubrir.


Sobre la gran estatua ecuestre del célebre Skanderbg, creó cierta polémica en la ciudad cuando se instaló, ya que por una parte fue el defensor en el ataque de la invasión turca en la edad media, pero para los musulmanes es un traidor a la Patria.



Adentrándonos ya en el barrio musulmán de Carsija, tiramos hacia la fortaleza de Skopie. Subiendo por una pequeña callejuela que nos lleva a la mezquita de Mustafá Pasha.



 La Kale que es como a la ciudadela se le llama en macedonio, es una fortaleza con una cuidada muralla, por la que podemos pasear y disfrutar de unas excelentes vistas sobre la ciudad.



 En su interior hay unos pequeños trabajos arqueológicos y algunos bares, donde, al no costar nada la entrada se supone que las gente de aquí pueden venir a tomar unas copas al fresquito de la noche macedonia.



 Al fondo, podemos ver la gran cruz metálica que preside sobre uno de sus montes, y en el lado del barrio musulmán varias mezquitas le dan un  encanto especial.



Ahora ya nos dirigimos al barrio musulmán de Carsija. Son varias calles las que hay, invadidas de tiendas de regalos y sobre todo muchas de oro, mucho oro. Y ya cercano al mercado y la mezquita, muchos bares de comidas, donde podemos comer por muy poco dinero. Éstos son los bares habituales donde comen la gente de aquí.


Lo primero que nos da la bienvenida cuando nos adentramos en este barrio son los baños turcos del siglo XV.


Destacando sus hermosas cúpulas, al fondo los minaretes de las mezquitas y un intenso olor a kebab, esta combinación nos traslada a lo más profundo de cualquier ciudad de oriente medio. En Skopie se mezclan todas estas sensaciones, y he de reconocer que me gusta vivir estos momentos tan distintos a los de occidente.


Cuando paseamos por sus calles peatonales, da la impresión de no estar en Europa, sino en cualquier otro país de oriente como Turquía.



Las calles comerciales nos llevan al gran bazar y al mercado, casi remontándonos a años atrás parece estar reviviendo la historia. Más aún cuando nos sentamos en la terraza de un bar, y no se me ocurre otra cosa que pedir una cerveza. Imposible, esto es una zona radicalmente musulmana y está totalmente prohibido beber alcohol, así que dos zumitos por favor.


Ya en el mercado, el fuerte olor a especias, el bullicio de la gente local, el regateo, las señoras ataviadas con prendas al igual que cientos de años atrás; incluso las más radicales cubren parcialmente su rostro, y esto nos vuelve a ratificar con más rotundidad la gran influencia otomana de esta zona del país.



Cuando paseo por sus calles y me remontan a siglos atrás, me viene a la mente todos aquellos comentarios que leí sobre esta ciudad, y que incluso algunos de los visitantes decían de ser una ciudad sin ningún aliciente y sin interés alguno. La opinión es libre y siempre respetable, pero sin lugar a dudas, el que tenga espíritu viajero, y se quiera impregnar de otras culturas, otras religiones sin salir de Europa, Skopie es el lugar apropiado.



 En nuestro recorrido, ya le habíamos echado el ojo a algunos bares de comida y que es el lugar donde comen la gente de aquí.
Así que en uno de ellos entramos.
¿Qué pedimos?, vamos a probar varios platos, pero uno de ellos era nuestro favorito. El kebapche, que se sirve en un cuenco de barro bien cargadito de alubias, y con un ligero sabor picante.

Unos rollitos rellenos de verduras con una salsa dulzona, una ensalada de queso, y carne a la grill, y de beber, nada de cerveza, zumos de nuevo.



Precio del calabacín 10 Denares=15 céntimos de euro el kilo.

 La cuenta por favor. 260 denares, no llega a los 5 €. Aquí da gusto comer, en este ambiente, con esta gente, y de fondo el canto del muecín.



Volvimos al mercado para comprar algo de fruta, y claro era inevitable otra pequeña vuelta para disfrutar de sus colores y de sus olores.
Ya son las 13,30 horas, así que poco a poco tiramos hacia la estación, pero sin antes dejar de visitar algunos bulevares que se encuentran saliendo de la plaza donde se ubica la estatua ecuestre de Skanderbg pasando el río Vardar por el puente de piedra.

Esta zona más occidentalizada contrasta fuertemente con la vista anteriormente en la otra orilla del río.
Grandes tiendas de ropa, centros comerciales, cafeterías, grandes restaurantes con grandiosas terrazas, y todo lo más parecido a una ciudad europea.


En el Bulevar del Mariscal Tito se encuentra una casa museo de un personaje, la cual nació en esta bella ciudad. Gonxha Bojaxhiu, es la conocida como Madre Teresa de Calcuta, esta monja nació y pasó sus primeros años en Uskub (nombre de Skopie en el Imperio Otomano).
Una estatua suya está justa a la entrada, destacando junto con su casa museo.


En el mismo Bulevar algunas  imágenes de bronce están salpicadas entre terraza y terraza. Y muy cerca, un restaurante español (restaurante Barcelona) que junto con otros de diversas nacionalidades le da otro toque gastronómico a esta completa ciudad.




En la puerta del restaurante español, como no, nuestro símbolo nacional, el toro. Aprovechando que iba de rojo, intenté dar dos capotazos. Suerte que estaba inmóvil, porque sino de una cornada me envía a nuestro siguiente destino. Bulgaria.

Pues allá vamos, el autobús nos sale a las 15 horas, así que vamos a hacer un poco de tiempo en la estación, y entre tanto a chatear un poco con la familia.


Sin novedades en el trayecto, llegaríamos a Sofía a las 20,45, hora local), en la frontera echamos una


media hora. Como en Sofía teníamos ya reservado el mismo hotel fuimos directamente hacia él. Una cena cerca del hotel y a dormir.


Adiós Skopie, hermoso lugar.


Día 8 (BULGARIA) Sofía-Monasterio de Rila-Melnik-Pueblos de montaña: Ródopes occidentales (Leshten-Gorno Dryanovo-Kovachevitsa) (260 km)


A las 9 A.M teníamos echa una reserva de un coche de alquiler, y lo teníamos que recoger en el aeropuerto. Así que a menos diez ya estábamos allí. Todas las gestiones pertinentes y a las 9,30 con dirección al Monasterio de Rila (100 km). La primera prueba era atravesar Sofía. Milagrosamente fuimos a tiro hecho y cogiendo las carreteras correspondientes. En poco más de una hora y media llegamos al Monasterio.




Este Monasterio es el más famoso y principal de toda Bulgaria, declarado como Patrimonio de la Humanidad, fue fundado en el siglo X por San Juan de Rila (Sveti Ivan Rilski) y es el ejemplo más impresionante de la arquitectura del resurgimiento nacional búlgaro.




Adentrándonos en una zona boscosa del Parque Nacional de Rila, al final de la carretera, desembocamos en este espectacular Monasterio.

El Monasterio se encuentra en un valle a los pies de las montañas, y está protegido por un muro de 20 metros de alto.



La iglesia de la Natividad es la edificación principal que domina el patio del Monasterio. Se comenzó a construir en 1835, dos años después de que el Monasterio fuera devastado por un incendio.
 




Los muros están cubiertos por iconos. Algunos fueron pintados por artistas del siglo XIX procedentes de Samokov y Banska.

Los murales de la arquería representan vívidamente a los pecadores de una apocalíptica visión del infierno. Las pinturas contrastan con una elegante estructura de arcos, columnas y cúpulas ciegas de las arquerías.


Las paredes de la iglesia están decoradas con magníficos murales en los que aparecen personajes y episodios de la biblia.
 




Saliendo por la puerta posterior del Monasterio, nos podemos encontrar una zona de restaurante, bares, tenderetes de suvenir, y una bonita zona de arboleda, en donde las frías aguas de las montañas corren velozmente junto al Monasterio.




San Juan De Rila, (880-946) se retiro a Rila para escapar de lo que él consideraba la degeneración moral de la sociedad. Fue venerado por su sabiduría y sus dotes sanadoras. Sus seguidores le convencieron para establecer u monasterio. Tras su muerte los peregrinos acudían a venerar sus restos, pues creía que tenían poderes curativos.









Melnik




Dejamos ya Rila para dirigirnos hasta la pequeña localidad de Melnik. Para ello bajaremos hacia el sur, con dirección a Kulata, en la misma frontera con Grecia.
 Se está echando la hora de la comida encima, con lo que paramos en un bar de carretera y aprovechamos para tomarnos unas ensaladas y varios filetones a la Grill, no llega a 11 € la factura de la comida.
 




A solo 5 km de la frontera con Grecia nos desviamos hacia la pequeña localidad de Melnik. Incluso por un momento planteamos la posibilidad de hacer una escapada a Grecia, pero este requerirá de un viaje completo en otra ocasión.
 



Ya acercándonos a Melnik podemos contemplar en la lejanía algunas pequeñas pirámides de arenisca.

Estamos a 182 km escasos al sur de Sofía, y desde aquí podemos contemplar las montañas que ya en territorio griego resultan espectaculares en la lejanía.
A solo 11 km del cruce en el que hemos tirado hacia nuestra izquierda llegamos a  la pequeña localidad de Melnik.




La pequeña y encantadora población de Melnik se encuentra enclavada en un valle rodeado de montes áridos y rocosos con formaciones piramidales de arenisca en su cumbre.
 



Melnik está considerada como la población más pequeña de Bulgaria, y puedo acreditar que es cierto, ya que solo un par de calles, una de ida y otra de vuelta, ambas junto al río, son las que existen en el pueblo.




Melnik es famosa por sus vinos, se elabora con las uvas de color violeta que produce la vid de Melnik, una variedad de hojas anchas que crecen en el suelo volcánico del valle de Struma.




El recorrido total que podemos hacer por el pueblo no llega a los 2 km.
Dejando el ayuntamiento en la parte izquierda, seguiremos por la calle junto al margen del río seco.





Atravesaremos por un pequeño puente de madera a la otra orilla del rio. Ya desde aquí podemos ir viendo las pequeñas pirámides de arenisca tras las casas.
 


En nuestro trayecto iremos viendo algunas bodegas, donde en algunas de ellas se puede degustar el “Merlot” elaborado por los mismos propietarios. 





La iglesia de los Santos Petúr y Pavel, junto con la de Sveti Antonii son los dos pequeños templos que podemos visitar, uno de ellos bastante derruido.

El vino ha constituido la principal exportación de Melnik desde el siglo XIII. En este periodo el señor feudal Aleksei Slav convirtió Melnik en el centro de su feudo  y financió la construcción de iglesias y monasterios en los alrededores.
 



Algunas bodegas las han convertido en hoteles, como por ejemplo Lumparova Kushta que posee una “Izba” tallada en la roca con un manantial de agua mineral.





Abandonamos Melnik, y nos dirigimos hacia los pueblos de montaña de los Ródope occidentales en la cercanía de Goce Delcev. Vimos en el mapa que había una carreterilla que acortaba bastante, y por la que no había que retroceder. En cualquier caso para confirmarlo, les preguntamos a unos señores del pueblo, y así nos lo ratificaron. Harsovo era nuestra referencia. Entre tanto, vemos el bello paisaje de la frontera con Grecia.





Pero estamos perdidos, ¿hacia dónde tiramos? Esto no aparece en nuestro mapa.





Por fin,  después de preguntar parece que vamos en el camino correcto. ¡Cirílico!

Continua en Parte (VII)

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