miércoles, 18 de septiembre de 2013

Ruta diario Albania, Macedonia y Albania (parte V) Julio/13



Día 5. Tirana-Berat-Tirana (Albania) 300 km




Sobre las 8,30 de la mañana nos levantamos para ir a Berat. Por fin nos enteramos, de donde salían los furgones compartidos, de la avenida Konferenca e Pezes. Cogimos un taxi, y le dijimos que nos llevara a ese lugar. Nos confiamos con el taxista y no acordamos precio  ni puso el taxímetro.





Clavada 5 €, cuando en una situación pactada hubiera sido en torno a 1 €. Una vez allí, cogimos el furgón compartido, pero no sin antes preguntar cuánto costaría. 1000 lek ida y vuelta (7 € cada uno), Berat está a 145 km, con lo que en proporción hemos pagado más por el taxi que por el viaje a Berat. La verdad es que el furgón no estaba en muy buenas condiciones, asientos partidos, tapicerías desgarradas, y no demasiado limpio. Pero bueno que se le va a hacer, es lo que hay, y por este precio no se puede pedir más. Salimos a las 9.





Durante este trayecto sí que pudimos ver la Albania profunda. Las carreteras criminales, baches, socavones. Y el conductor del furgón a una velocidad de relámpago y adelantando incluso cuando no se podía. No era el único, el resto de conductores hacían lo mismo.
En las carreterillas se ven mucha gente andando por los ¿arcenes?, y cada poca distancia tenderetes con todo tipo de objetos.






A las 10,30 llegamos al lugar donde se concentran todos los autobuses, microbuses, y furgones compartidos. Como no habíamos desayunado tomamos unos cafés (y que no había forma de entenderse para el tema de la leche), por solo 60 céntimos de euro los dos.
Berat, conocida como la ciudad de las 1000 ventanas,  es una de las ciudades más antiguas de Albania y también una de las más atractivas. En 1976 el gobierno la nombró como “ciudad museo”, y esto hizo que se librara de los grandes ataques ateístas para no destruir  mezquitas e iglesias.





En Berat hay tres barrios que están considerados “zonas museísticas” en los que está restringida las reformas que se pueden hacer en los edificios: Mangalemi, Kala (dentro del castillo), y Gorica, en el otro lado del río Osumi.






Como hace muchísima calor, lo primero que  hacemos es visitar el barrio de Kala, en el interior del castillo, con lo que tendremos que subir una buena cuesta hasta llegar a él.
En el camino, nos topamos con la mezquita del rey (Xhamia e Mbretit) que data del siglo XVI, y está detrás del mercado. Tiene un precioso artesonado  tallado y policromado y una amplia galería para las mujeres.






El edificio de dos plantas y terraza cubierta con una arcada que ocupa el patio de la Mezquita del Rey es un Tepe (lugar de rezo y meditación) de la orden Sufí de los Khalwati.






Nos dirigimos hacia el castillo, en el trayecto varias mujeres nos ofrecen habitación, le preguntamos el precio, a lo que nos contestan 10 € por persona. La influencia de occidente parece empezar a contaminar este lugar.






El Castillo y la ciudadela fueron  fortificadas en el siglo IV a.C. por los desaretas ilirios. Una vez en su interior, son varias las callejuelas por las que podemos pasear. Restos de iglesias, casas aún habitadas, y algunos tenderetes de suvenir.






Antaño el castillo tenía 42 iglesias, pero en día solo quedan ocho.
Aunque hace calor, merece la pena recorrer toda la muralla hasta el mirador, y de este modo nos podemos hacer una idea del tamaño y planta del castillo.







Además podemos disfrutar de unas excelentes  vistas de la ciudad a nuestros pies, las montañas que la rodean y el barrio de Gorica al otro lado del río.
 






Desde aquí en lo alto, podemos comprobar el reducido tamaño de la ciudad de berat. Pero sin lugar a dudas lo más populoso es la imagen de sus casitas blancas trepando por la colina hasta la ciudadela.






Además las siluetas de los minaretes destacan en el horizonte, tanto la mezquita del rey como la mezquita de los solteros.





En 1967, el gobierno comunista prohibió el culto religioso, convirtiendo así a Albania en el primer estado oficialmente ateo del mundo. Iglesias y mezquitas fueron demolidas o reconvertidas en almacenes o palacios de deportes, y las prácticas religiosas seguirían siendo un delito hasta mayo de 1990. Solo se salvaron aquellas que tenían algún tipo de protección cultural o artística.





Ya empezamos a bajar, con dirección a los barrios de Garica y Mangalemi.







Una vez en el margen del río Osumi, atravesamos el puente de Gorica que comunica las dos partes de la ciudad. Se trata de un estrecho puente de piedra que se construyó en el siglo XVIII para sustituir al de madera que existía entonces.





Tras la conquista otomana, Gorica se convirtió en el barrio cristiano, y que a diferencia del de Mangalemi seguía siendo otomano, destacando su mezquita de los solteros construida en 1827 para uso de los mismos de la ciudad.






Hora de comer, entramos en un bar de la gente local. Pedimos unos guisos típicos de la zona, y otros platos. Total factura para cada uno 4 €.

Son las 15,30 horas, y el conductor del furgón nos comentó que sobre las 16 horas partían hacia Tirana. Así que preguntamos en el mismo lugar que nos dejó, cual iba hacia la capital, esperamos 15 minutillos y partimos hacia Tirana llegando a las 18 horas.
 




Día 6. Tirana-Kruje-Tirana (Albania) 60 km, Autobús a Skopie (Macedonia) 335 km 






Ya en el día de ayer cuando llegamos a Tirana nos pudimos informar de donde salían los furgones compartidos hacia Kruje (plaza Zogu izf, en la avenida Durresit), y además aprovechamos para enterarnos de donde, a qué hora y cuanto costaba el autobús hacia Skoppie (Macedonia) para el día de siguiente (es decir para hoy). Perfecto, ya tenemos el billete para Macedonia, nos sale a las 21 horas, con lo que tenemos todo el día para visitar Kruje, y volver tranquilamente a Tirana.
 




Estos billetes los hemos conseguido en unas agencias que hay en la avenida BVD Zogu I Pare, muy cerca de la plaza Skanderberg, y de ahí mismo nos saldrá el autobús esta noche.




Bueno pues solucionado el tema de autobuses nos vamos a Kruje. En este caso nos vamos con un coche particular que comparte pasajeros. 3 € ida y vuelta. Salimos a las 10,15 horas.

Al estar muy cerca, llegamos sobre las 11,15 horas. La carretera en buen estado, pero en el último tramo asciende fuertemente por una zona de curvas, ya que Kruje está en la zona alta de unas montañas.






A pesar de estar cerca de Tirana, se respira un ambiente bastante local, aunque es cierto que se ven muchos restaurantes en las cercanías del centro.

Kruja fue el centro de resistencia albanesa contra la invasión otomana del siglo XV liderada por el gran líder nacional Skanderberg.





Los edificios y museos que quedan en el interior de la muralla de la ciudad, son, junto a los hermosos bazares, una excelente introducción a la historia y las tradiciones albanesas.

Una vez que llegamos a Kruje, lo primero que podemos ver es el castillo.
Para llegar a él solo tenemos que subir la cuesta adoquinada y peatonal y que se adentra en el bazar. 





Es un bello bazar que fue restaurado a mediados de los años sesenta, pero las tiendas de madera y las calles adoquinadas parecen construcciones auténticas de la época otomana.





Los aleros exagerados de las tiendas, y las cunetas en medio de la calle que actúan a modo de alcantarillas, la lluvia o la nieve caen de los tejados y se desliza colina abajo de inmediato. Se trata de una  técnica arquitectónica poco común pero muy eficaz.





Sin lugar a dudas este es el mejor sitio donde podemos comprar algún regalito o recuerdo de Albania. Cuando pasas por las tiendas, todos los tenderos te invitan a pasar, y lógicamente intentan convencerte para adquirir algún producto.





Justo a la entrada del Bazar, vemos a una señora con un cierto atractivo fotogénico, estaba pidiendo dinero, le dimos algunos lek y aproveché para hacerle unas fotos.

Entramos en algunas tiendas del bazar y curioseamos que venden y qué precio tienen, por si vemos algo que nos puede interesar.

Pues claro, como casi siempre, picas, y al final te traes alguna cosilla por un buen precio.
 






Alfombras de colores vivos, objetos de latón y de cobre, trajes albaneses, joyas, instrumentos musicales, platos, cafeteras, y un centenar de artículos para comprar o por lo menos para ver, y sobre todo para degustar este ambiente otomano de un bazar, y que me trae tantos recuerdos de aquellos paseos por el Gran Bazar de Estambul. 






No sé si será siempre, o quizás por el día de hoy, o a estas horas, pero no hay bullicio, no hay gentío, no hay masificación de turistas, y eso me gusta. Casi nosotros solos y los comerciantes, podemos sentir más intensamente este bello bazar.

Saliendo ya del bazar, a los pocos metros la entrada al castillo (1 €). Muy bien montado y con muchos lugares donde poder comer.





En su interior se encuentra el Museo de Historia, el museo etnográfico y el Teqe de los Dollma.





Rodeado por altas montañas, este castillo está ubicado en lo más alto de la ciudad, y desde él podemos disfrutar de excelentes vistas.





Los Dollma son una de las familias que viven dentro de la ciudadela. Son los guardianes del hermoso Teqe Bektashi del castillo de Kruja, un lugar sagrado de estudio y reflexión. 

Cuando paseamos por la ciudad pudimos observar varios con una cúpula verde o naranja. Incluso afincados en casas propias.
 






Es casi la hora de comer, nos salimos de la zona más turística y bajamos por una paralela de la calle principal. Entramos en un bar a tomar unas cervezas, y junto a éste, una carnicería y una frutería. 



No tienen nada de picar, así que como Rosa le apetece algo,  se acerca a la frutería por si le pueden vender algún tomate. Se lo regalan, y le pregunta al chaval del bar si se lo puede lavar y picar para comer.

 




Así fue, ella misma entró dentro del bar, lo lavó y lo picó.

¡E a!, ya tenemos algo con que tomar las cervezas.





En frente del bar, vi que salió una viejecita, a la que quise fotografiar, pero rápidamente se metió dentro de la tienda.






Cuando terminamos fuimos hacia ella, y rápido mantuvimos una charla, entre italiano, albanés, y lo más extendido, el idioma de los gestos. La abuelita tenía 80 años, y nos comentaba algo sobre sus hijos. Y nosotros como respuesta también le comentamos algunos detalles.

Son gentes amables, y que cuando te acercas a ellos, tienen inquietudes por saber de nosotros.

Entramos a comer en una pizzería, y sobre las 16 horas nos fuimos a coger el furgón compartido o coche particular, lo primero que saliese hacia Tirana.

Como no estaba todavía completo para partir, nos dio tiempo de tomar un expreso bien cargadito, Sobre las 16,30 salimos hacia Tirana, llegando a las 17,30 horas.
 



 Una vez en Tirana, hicimos tiempo hasta coger el autobús que nos llevaría hasta Skoppie (Salía a las 21 horas), compramos comida para los bocatas, y gastamos los lek que teníamos, dejando algunos de recuerdos.


Una vez en el autobús (Muy bueno, Tirana-Skoppie, 20 €), éramos los únicos extranjeros, todos o la gran mayoría eran macedonios. Cuando salimos de Tirana nos dirigimos hacia la costera ciudad de Durres, en donde el autobús se llenó de macedonios que parecían haber ido algunos días a la playa.



Con una musiquilla folklórica Macedonia de fondo, dábamos alguna que otra cabezada entre adelantamientos suicidas. Junto a mi asiento, una señora, muy mayor ataviada con ropa turca, al igual que otras muchas pasajeras.




Día 7. Skopie(Macedonia)-Sofía (Bulgaria) 229 km