lunes, 15 de diciembre de 2008

Ruta-diario P.N Las batuecas (Salamanca) dic-08



SABADO 6 DICIEMBRE-2008

He aquí el diario-ruta del viaje realizado durante los días 6,7 y 8 de diciembre del 2008.
Quedamos a las 5 de la mañana, y en total 53 socios del club. Algunos se fueron en su coche, y la mayoría en el autobús que habíamos alquilado para estos días.

Aunque con un poco de retraso, salimos a las 5,30, dirección hacia la autovía de la plata. En Béjar ya nos desviamos para el pueblo de la Alberca, llegando sobre las 12,45 horas.

Nos teníamos que dirigir desde el pueblo de La Alberca, y después hacia el Santuario de San José, a unos 11 kilómetros, y desde aquí teníamos previsto realizar un sendero de unos 12 km que nos llevaría hasta la fuente Recondillo y la cascada del Nacedero.

En el pueblo aprovechamos para preguntar a una pareja de guardias civiles, por el estado de la carretera que nos llevaría al Santuario de San José, a lo que ellos nos dijeron que con el autobús un poco complicado, sobre todo por las curvas cerradas que nos encontraríamos en la carretera.
La verdad es que el tiempo estaba malo, una pequeña llovizna y mucha niebla. Aún así cogimos la carretera que nos llevaría hacia dicho santuario, pero después de recorrer un par de kilómetros, optamos por detenernos en el puerto del Portillo (1247 m), y aquí intentaremos llegar andando
hasta el Santuario de San José , y desde aquí realizar parte del sendero previsto. Así que sobre las 13´10, y acompañados por una densa niebla, un gran grupo de 42 socios (el resto que se fue en coche esperaban allí) empezamos a bajar hasta el Santuario de San José. Debido a la gran
variedad en el nivel del grupo, sabíamos o intuíamos que del sendero previsto no haríamos nada, y mas teniendo en cuenta que todo lo estábamos bajando, después habría que subirlo, con un desnivel de 680 m.

El sendero perfectamente señalizado, atraviesa algunos frondosos bosques de pinos, y al poco un gran cortado a mano derecha, y de frente el Santuario de San José allá abajo, rodeado de esbeltos cipreses. Aquí en el valle de las Batuecas nos reagrupamos, y aprovechamos para comer unos
bocatas. El tiempo empeora, y la llovizna empieza a caer. Es una pena ni tan siquiera iniciar parte del sendero previsto. Nosotros anduvimos unos 100 m, y el lugar es realmente espectacular. Siguiendo el cauce del río Batuecas, la humedad surge en cada rincón, y los colores ocres y pardos destacan en la arboleda de la zona.

A la media hora empezamos el regreso de subida. Aprovechando un par de coches de los que veníamos, hicieron algunos viajes para acercar aquellas personas que tenían más dificultad en subir el desnivel que nos deparaba. Así que poco a poco, y cada uno a su ritmo empezamos cuesta arriba hasta el puerto del Portillo. En el último tramo la niebla y un a ligera llovizna nos empapó. Son las 17´30 horas, y todos en el autobús nos dirigimos hacia el camping “La Albereka”, situado a unos dos kilómetros de la localidad de La Alberca. Aquí cada uno a su apartamento, quitarnos la ropa empapada y descansar algo antes de la cena.

DOMINGO 7 DICIEMBRE-2008


Después de toda la noche lloviendo, la mañana se presenta mal, muy mal. La lluvia es persistente. Decidimos iniciar el sendero “de los bosques Caducifolios”, unidos por las localidades
de La Alberca-Monforte de la Sierra-Mogarraz-La Alberca. Desde el aparcamiento ubicado en la urbanización “Río la Llana”, en las afueras de La Alberca, iniciamos la ruta. Nos adentramos en un frondoso bosque, donde la lluvia embellecía aún más el paisaje.

Son unos 7 kilómetros los que al final anduvimos, terminando en Monforte de la Sierra.
El camino (indicado por el GR-10), casi llano, atraviesa un robledal abierto hasta llegar a un
voluminoso montón de piedras coronado por una cruz. El significado de este cúmulo de guijarros, cuya existencia se pierde más allá de la edad media, es el de un “monumento expiatorio”. Cada
una de las piedras fue lanzada por una persona que con esta acción simboliza el desprendimiento de lo material y con ello su purificación, antes de entrar en el área sagrada.

Un poco más adelante, en una explanada se alza la Ermita románica de Majadas Viejas, única en su estilo, por poseer un púlpito granítico en el exterior del templo.

Continuamos por el camino que sale por la derecha del recinto, descendiendo entre castaños abancalados.

Ahora continuamos vadeando el arroyo de Majadas vieja, y nos conduce a un lugar mágico, la arboleda te hechiza, el silencio te invade. Aquí los bosques ahogados por líquenes y musgos, pone de manifiesto la humedad, y la pureza del aire en este ambiente natural. El sendero cubierto de hojas con distintos tonos cromáticos armoniza con la caída del agua a su paso por el arroyo, el verde musgo adherido a las rocas y los líquenes jugando en las cortezas de los árboles.
El fluir del agua nos conduce a una acequia, por la que cruzaremos por un rústico puente de madera de pino.

Sendero y acequia corren juntos dibujando las tortuosas curvas de nivel para reducir la pérdida de altura. En un ambiente como si estuviésemos en una zona tropical, el arroyo discurre entre las orillas tapizadas de helechos.
Después de kilómetro y medio, acompañados por la acequia, el sendero asciende unos metros y desemboca en la carretera de Monforte.
Ya en el pueblo, nos acercamos a un bar para tomarnos unos vinos al calor de la chimenea.

Ya de vuelta al camping, sobre las 15´30, empapados y calados, cada uno se plantea la tarde de la forma que más le apetece; unos visitaron La Alberca, otros durmieron, otros jugaron al dominó, otros de habitación en habitación en busca de ambiente, y otros simplemente descansan. Yo
aprovecho para pensar y escribir estas líneas, donde en el exterior, la lluvia cae sin cesar, y el pensamiento me fluye con imágenes vividas en ese bosque, en ese bosque de hadas, de ensueño, de magia, y de una belleza innegable.


LUNES 8 DICIEMBRE-2008

Hoy haremos dos grupos, los que nos vamos a la montaña (6 en total), y el resto que visitará los pueblos de la zona declarado conjuntos Histórico-Artístico.

Como yo fui a la montaña, a continuación relato lo acontecido.
A las 8 de la mañana habíamos quedado Irene, Julio, Rosa, el que suscribe, Santiago y Rafael (que hizo de coordinador). La idea prevista era subir al pico Hastiala (techo de la sierra de las Batuecas con 1735 m).

A las 9,30 estábamos en el pueblo de Monsagro, del cual partiría la ruta, concretamente desde la fuente “la canal”, cercana a la iglesia del pueblo.

Nuestra primera etapa sería alcanzar el alto del Copero (1561 m), donde teóricamente el sendero está bien señalizado con marcas verdes y blancas. A partir del Copero, y ya hasta el pico Hastiala habría que buscarlo sin sendero definido. Vale, esto es lo que teníamos en mente, y lo que habíamos leído antes de empezar la ruta. Pero, en nuestro caso no se correspondió con lo que hicimos. La niebla nos invadió
Bien, empecemos la ruta pues.

Desde la anteriormente citada fuente “La Canal” 950 m, el sendero bien balizado con marcas verdes y blancas empieza a subir bruscamente entre unos muretes de huertos.

Al salir de esta zona, y al poco, nos encontramos con un depósito de agua. En este tramo la pendiente se ha hecho un poco durilla, y más cuando se empieza a andar.

A partir de aquí atravesamos un brezal, en donde aparece alguno castaños y robles.
El sendero se aproxima a un gran canchal de piedras. Justamente aquí el sendero hubiera girado a la derecha, nosotros no lo vimos y empezamos a subir por el canchal. La subida se hace penosa, y donde el pisar se hace con dificultad. El desnivel es pronunciado, y la niebla a ratos nos deja entrever el pueblo de Monsagro bajo nuestros pies. Y por encima, el pedregal no parece terminar. Con alguna que otra paradita para recobrar el aliento, por fin llegamos a un pequeño collado tras atravesar otro brezal algo frondoso. Habremos subido unos 350 m de desnivel, y una hora y media desde que empezamos a andar.

Aquí en este collado, y a unos 1300 m de altura, la niebla se apodera de nosotros, sin ver casi nada, empezamos a guiarnos por la brújula, y el pequeño mapa, cogiendo dirección hacia el noroeste.

En este momento vamos por la cresta que nos llevará hasta el alto del Copero, aunque todavía queda por llegar.
El terreno se pisa con dificultad, ya que cada poco, nos encontramos con pequeños canchales de piedras, y adheridas a ellas, manchas de verdina, donde el resbalar se hace peligroso.
La niebla nos sigue acompañando, y a lo lejos un pequeño vértice, lo tomamos como referencia para el último tramo. Solo nos faltan unos 100 m de desnivel según nuestros altímetros, por lo que ya debemos estar cerca. Efectivamente tras levantarse un poco la niebla, ya lo vemos de frente. El alto del Copero (1561 m), coronado por una caseta forestal y paneles solares.

Hemos tardado 2 horas y 45 minutos, casi el doble de lo que indicaba la guía que llevábamos. Aquí en lo alto, tras 10 minutos de disfrutar de unas magníficas vistas, la niebla empezó a levantar, y como una ventana abierta, pudimos disfrutar del paisaje.

La entrada al sendero que nos llevaba al Hastiala (1735 m) estaba junto a nuestros pies, aunque el pico estaba totalmente cubierto por la niebla.

Era demasiado tarde para seguir, ya que a las 15 h habíamos quedado con el resto del grupo en San martín del Castañar, para emprender el camino de regreso a Sevilla.
Así que cogimos la pista que nos lleva directamente hacia la carretera que une con el pueblo del Maillo, al que tenemos que llegar. La pista tras atravesar por algunas zonas de bosques, y después de una hora de bajada, por fin llegamos a la carretera.

Pero ¿a cuantos kilómetros estamos del pueblo?. Empezamos a andar por la carretera, y tras recorrer unos tres o cuatro kilómetros, optamos por llamar al conductor del autobús, para que nos viniera a recoger. Efectivamente nos recogió, sino hubiéramos andado una hora más, todavía quedaban unos 4 kilómetros más.

Ya a la 15´30 salimos de San Martín del castañar con dirección a Sevilla, a la que llegamos sobre las 22´30.

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